La Pintura
Acrilica
Se trata de una técnica que
emplea los mismos pigmentos usados en óleo o acuarela pero diluidos en un
aglutinante acrílico conformado por una resina sintética (hecha a partir de
ácido acrílico). El medio asi resultante es soluble en agua. Su secado es
rápido y el acabado mate (menos medio acrílico) o brillante (más medio). Ofrece
otras ventajas como añadir más pintura a una superficie ya pintada (incluso con
otra técnica), es muy estable, resistente a la oxidación, etc., siendo la
técnica que menos problemas tiene de cara a su conservación.Se puede trabajar sobre cualquier soporte absorbente, directamente o como imprimación en un medio acrílico con blanco de titanio. Permite empastes de mayor resistencia que el óleo, el cual tiende a cuartearse.
Breve Historia del acrílico en el Arte.
El desarrollo de la pintura
acrílica como medio artístico se produjo a consecuencia de un imperativo
social. En los años 20, un grupo de pintores mexicanos, en especial José
Clemente Orozco (1883-1949), David Alfaro Siqueiros (1896-1974) y Diego Rivera
(1886-1957), querían pintar grandes murales para edificios públicos, algunos de
ellos en los muros exteriores, expuestos al aire libre. Comprobaron que el óleo
no duraría mucho en tales condiciones, y experimentaron con el fresco, pero
esto tampoco resultó práctico. Necesitaban una pintura que se secase
rápidamente y permaneciera estable ante los cambios climáticos. En realidad, lo
que necesitaban existía ya desde hacía tiempo en el campo industrial, pero
nunca se había empleado como vehículo para pigmentos: las resinas plásticas.
Así comenzó la investigación en busca de colores de aplicación artística, y esto tuvo que centrarse en el desarrollo de un medio adecuado. Con ciertas variaciones, los pigmentos eran los mismos de siempre; lo único nuevo es el uso de medios polimerizados para aglutinarlos.
Así comenzó la investigación en busca de colores de aplicación artística, y esto tuvo que centrarse en el desarrollo de un medio adecuado. Con ciertas variaciones, los pigmentos eran los mismos de siempre; lo único nuevo es el uso de medios polimerizados para aglutinarlos.
Las resinas acrílicas se
hacen a partir de ácidos acrílicos y metacrílicos. Con las debidas adiciones,
se consigue un medio soluble en agua, lo que permite diluir los pigmentos con
más medio, con agua, o con una mezcla de los dos, según el acabado que se
desee. Tiene especial importancia el hecho de que la pintura acrílica se seca
en cuanto se evapora el agua, y una vez que esto sucede -en cuestión de minutos-
ya no tiene lugar ninguna otra acción química. Esto significa que el artista
puede añadir más pintura a una superficie completamente sellada; se puede
repintar o aplicar veladuras con absoluta seguridad. Al mismo tiempo, la
estructura química confiere a las capas una porosidad que permite una
evaporación completa. La investigación indica que la pintura es resistente a la
oxidación y a la descomposición química. También es un fuerte adhesivo: cada
capa de pintura se pega a la anterior, formando estratos casi indestructibles.
A mediados de los años 30,
el taller de Siqueiros en Nueva York estaba experimentando con nuevas fórmulas,
estableciendo una estrecha relación entre artistas y científicos.
La experimentación continuó
en los EE.UU., y los pintores comenzaron a darse cuenta de que las
posibilidades del nuevo medio superaban con mucho las necesidades del mural
exterior. Los ensayos tuvieron tanto éxito que parecía que los científicos
habían conseguido algo casi totalmente estable. En 1945, nacía en Ciudad de
México otro estudio: el Instituto Politécnico Nacional, donde artistas
consagrados y estudiantes trabajaban con acrílicos. En las mismas paredes del
Instituto se pintaron varios murales interesantes.
En los años 50 ya existían
pinturas acrílicas en el mercado (en los EE.UU.), y desempeñaron un papel
importante en las técnicas de artistas como Pollock (1912-56), Noland (1929),
Rothko (1903-70) y Motherwell (1913). Estos pintores aplicaban los colores de
muy diversas formas. Pollock empleaba una gran variedad de veladuras e impasto,
a veces colocando el lienzo en el suelo y vertiendo encima la pintura. Nolan
construye áreas uniformes de color con contornos definidos, mientras que Rothko
manchaba enormes tableros con lavados delgados y transparentes. Motherwell
trabaja también en horizontal, pero suele emplear un estilo directo de pincel,
con rasgos fuertes. En Europa, la pintura con acrílicos comenzó más tarde.
Durante los años 50 se llevaron a cabo numerosas investigaciones, pidiéndose a
muchos artistas -entre ellos Michael Ayrton (1921-76), Peter Blake (1932),
Josef Herman (1911), Bridget Riley (1931) y Leonard Rosoman (1912)- que
probaran el nuevo material, lo cual hicieron durante varios años. Algunos de
los experimentos parecen mapas: cuadrados de diferentes colores, para
compararlos, comprobar la velocidad de secado, los cambios de coloración al
secarse, etc.
La investigación y la
experimentación son procesos lentos, y hasta mediados los años 60 no se dispuso
de acrílicos en Europa. Desde entonces, los han empleado innumerables artistas
británicos, entre ellos David Hockney (nacido en 1937).
A finales de los 60, ya se
podía comprar la otra forma de pintura resinosa sintética, el PVA. Ambos tipos
son emulsiones, y se pueden diluir con agua o medios acrílicos. Los dos se
secan uniformemente, sin los hundimientos que se producen en las pinturas al
óleo, y por lo tanto sin cambios de color o de tono. La pintura es opaca, pero
se puede diluir hasta cualquier grado de transparencia si el artista lo desea.
Normalmente, ambos tipos se secan con rapidez, pero se puede usar un retardador
para hacer más lento el secado.
Datos sobre la pintura acrílica:
Superficies.
Las pinturas acrílicas se
adaptan a una gran variedad de superficies, y en las primeras fases del trabajo
son más fáciles de usar que cualquiera de los medios tradicionales. Se las
puede aplicar sobre casi cualquier soporte absorbente -lienzo, madera,
aglomerado, cartón o papel- sin ninguna base aislante entre el soporte y la
pintura, aunque suele emplearse un aparejo acrílico.
Existen dos importantes
excepciones: las resinas sintéticas, por estar suspendidas en agua, no agarran
sobre una base oleosa; también deben evitarse las bases hechas con una emulsión
ordinaria, ya que aunque son solubles en agua pueden formar una base
incompatible químicamente con los acrílicos.
Lienzos. Todos los tipos,
desde la arpillera hasta el lino fino, dan buenos resultados con pinturas
acrílicas. No es necesario aplicar una capa de cola -práctica normal con la
pintura al óleo- pero si una arpillera tiene una trama muy abierta, es
conveniente imprimar con un aparejo o medio acrílico.
Al tensar un lienzo sin
imprimar, es importante recordar que el aparejo (o si no se usa aparejo, la
pintura) hará contraerse al material, de modo que es mejor dejarlo un poco
flojo.
Papel y cartón.
Los acrílicos agarran sobre casi cualquier cartón, cartulina o papel fuerte,
tanto con imprimación como sin ella. El aparejo puede resultar demasiado pesado
para el papel; si no se quiere aplicar la pintura directamente, puede darse una
sola capa de medio acrílico.
Es mejor tensar el papel,
especialmente si es ligero; de lo contrario, los lavados lo harán ondularse.
Madera.
Las tablas de madera son muy buen soporte para los acrílicos. Puede emplearse
madera natural, contrachapados y aglomerados. El táblex es un buen soporte pero
hay que reforzarlo por detrás para que no se arquee. Si se quiere obtener un
acabado liso, hay que usar la cara lisa, pero es mejor lijarla antes e
imprimarla.
Metal.
Los metales tienen superficies muy lisas, no absorbentes, sin granos que ayuden
a retener la pintura. Con óleos, esto es un problema, porque son malos
adhesivos, pero los acrílicos funcionan bastante bien sobre metales,
especialmente zinc y cobre. Se aconseja lijar antes la superficie y aplicar
aparejo.
Murales.
Pintar sobre muros de yeso, cemento, piedra o ladrillo, plantea problemas
especiales, en lo referente a pintura al aire libre. Sin embargo, los acrílicos
aplicados a dichos soportes resisten a los ácidos, bases y humedad en un grado
considerable, mucho mejor que el óleo. Ya hemos dicho que precisamente este
problema fue el que llevó a la adopción de las resinas acrílicas para usos artísticos.
Los acrílicos son excelentes para murales interiores pintados sobre yeso,
porque se secan de un modo mate y uniforme. Los óleos son peores en estas
superficies porque algunos colores se secan en mate, mientras que otros quedan
brillantes y reflejan la luz. Además, cualquier empasto de óleo sobre yeso se
hundirá, cambiando considerablemente de color y tono. Es conveniente lijar bien
el yeso antes de aplicar el aparejo o la pintura. Cuando una pared o tabla no
resulta adecuada, por alguna razón, y debe cubrirse con lienzo, la flexibilidad
de los acrílicos resiste bastante bien el enrollamiento y des enrollamiento del
lienzo.
Imprimación.
Cualquier superficie absorbente sin imprimar absorberá el pigmento y se secará
con un acabado mate y uniforme. Las superficies imprimadas tienen un ligero
brillo, aunque si se desea se puede contrarrestar este efecto mezclando la
pintura acrílica con agua. Es esencial usar un aparejo acrílico: el aparejo
corriente no se mezcla con la pintura acrílica. El aparejo acrílico no es más
que medio acrílico mezclado con blanco de titanio inerte, pero se puede comprar
ya hecho y es barato. Hay que dar dos o tres capas finas, dejando secar antes
de aplicar la siguiente.
Mediums.
Las pinturas acrílicas corrientes se
secan con un acabado semimate. Si no se les añade agua, tienen un brillo
semejante al de la cáscara de un huevo. Los fabricantes hacen varios tipos de
medios acrílicos que, añadidos a la pintura, producen diferentes acabados.
Gel. El gel acrílico al
añadirse a la pintura hace que esta mantenga un volumen estable al secarse, con
un acabado similar al óleo. Básicamente los geles son añadidos que dan volumen
y maleabilidad a la pintura sin afectar a su tono o intensidad de color. Se
pueden encontrar geles ligeros, medios y espesos dependiendo de nuestros
gustos.
Pasta densa. Es un gel con mayor textura,
normalmente cargado con arenas lavadas o polvos de mármol y productos
granulados ofreciendo una textura regular en toda la mezcla. Como sustitución
se puede emplear toda clase de aditivos, arenas y tierras tanto al medio
acrílico como a la propia pintura.
Retardador del secado. Surge como solución ante el principal
"problema" de los acrílicos: su rápido secado. Al añadir retardador,
aumentamos el tiempo en el que la pintura deja de ser manejable, por lo que
podemos manipularla durante mucho más tiempo sobre todo en las técnicas de
mojado sobre mojado, fundidos suaves de color, etc...
Fluidificador. En lugar de hacer una mezcla fluida de
acrílico con mucha agua, es mejor utilizar un fluidificador para que la pintura
no pierda sus propiedades y estabilidad. El fluidificador no deja de ser otra
clase de medio acrílico.
Transparentizador. Confiere a la pintura una mayor
dispersión del pigmento sin que se pierdan las propiedades de la misma.
Especialmente adecuado para veladuras y transparencias.
Equipo.
Normalmente, se emplean para
los acrílicos los mismos tipos de pinceles y espátulas que para los óleos. Si
se van a usar diluidos y en pequeña escala, harán falta pinceles de acuarela,
los mejores son de marta.
Con los pinceles usados para
acrílicos hay que tener especial cuidado, porque la pintura se seca muy aprisa y
queda dura como una piedra. Nada más usarlos, deben lavarse con agua
concienzudamente, para que no quede nada de pigmento entre los pelos. El agua
caliente disuelve mejor la pintura.
Si la pintura se ha
solidificado en un pincel, puede salvarse éste sumergiéndolo en esencias
metiladas durante un mínimo de 12 horas, y después quitando la pintura con los
dedos. Finalmente, se lava con agua y jabón.
TÉCNICAS
.
Empleo de la base.
Los acrílicos se prestan a la combinación de colores, aplicados por separado
uno sobre el otro, y esto permite aprovechar la base sobre la que se aplica la
pintura. Un lienzo blanco puede brillar a través de una capa de rojo de
Venecia, por ejemplo, dándole unas calidades que nunca podrían obtenerse
pintando encima con blanco. En este aspecto, los acrílicos son muy similares a
las acuarelas. Uno de sus principales méritos es la capacidad de hacerse
transparentes cuando se mezclan con agua o con medio acrílico.
Veladuras.
Las veladuras -capas transparentes de pintura, superpuestas- no sólo son
posibles con los acrílicos, sino que revelan uno de los aspectos más atractivos
del medio. Son especialmente útiles en las primeras etapas de una obra. La
pintura puede mezclarse con agua o con un medio. Debe hacerse sobre la paleta,
con un pincel húmedo o una espátula. Si el color está muy disuelto en agua, hay
que añadir algo de medio (mate o brillante), para mantener las propiedades
aglutinantes de la pintura.
Color opaco.
La pintura acrílica sin diluir tiene una consistencia bastante rígida, aunque
esto varía según el color. Sólo unos pocos colores son fáciles de recoger con
el pincel sin diluir. En estos casos se pueden aplicar capas de color opaco con
pintura no diluida, pero generalmente hay que mezclar la pintura con agua o
medio acrílico. Para obtener zonas lisas de color profundo, con pocas o ninguna
huella de pinceladas se pueden aplicar varias capas de pintura bastante sólida.
El color opaco puede aplicarse con pincel o con espátula.
Pinceladas.
Puede obtenerse con acrílicos un acabado con pinceladas visibles, tan
fácilmente como con óleos. La pintura debe estar sin diluir o con muy poca agua
o medio acrílico
La técnica del pincel seco, familiar para pintores al óleo y acuarelístas -se deja
el pincel seco, con las cerdas ligeramente abiertas- da buenos resultados con
pintura acrílica, clara o espesa.
Impasto.
Cuando se tratan de conseguir impastos con pintura al óleo, el proceso es largo
y complicado: el largo tiempo de secado acarrea problemas, como la acumulación
de polvo en la superficie y el agrietamiento de la pintura. La pintura acrílica
aplicada directamente del tubo tardará algo en secarse, pero siempre muchísimo
menos que el óleo, y se adherirá firme e instantáneamente al soporte. Se
fabrica una pasta de textura especial para impastos. Se aplica al soporte, se
seca muy rápidamente y se puede pintar encima con cualquier tipo de pintura,
incluidos los óleos, aunque resulta más eficaz con los acrílicos. Muchos
pintores opinan que los impastos son más eficaces si reflejan el estilo
personal de manejar la pintura, y que el uso de una pasta, que no se maneja del
mismo modo, es un error.
Pintar sobre pintura húmeda. Los pintores acostumbrados al óleo critican a veces las
pinturas acrílicas porque se secan demasiado aprisa. Para aquellos cuyo estilo
se basa en trabajar sobre una superficie húmeda, donde pueden raspar o quitar
pintura con trementina, la pintura de secado rápido tiene evidentes
desventajas. Sin embargo, puede resolverse el problema, hasta cierto punto, con
un retardador, hecho especialmente para mezclarlo con pintura acrílica, en la
paleta, con el fin de retardar el proceso de secado.
Dibujo con línea. Una de las propiedades de la pintura acrílica es que se
presta muy bien al dibujo con línea, bien como un esbozo previo del diseño,
bien como parte de la obra terminada. Hay que diluir la pintura y aplicarla con
pinceles blandos de marta.
Tinción del lienzo.
La trama del lienzo puede emplearse como elemento de la obra acabada, si se usa
pintura muy diluida con agua sobre un lienzo sin imprimar..
Barnizado y limpieza.
No es esencial proteger una pintura acrílica con barniz, pero puede que valga
la pena hacerlo en murales instalados en lugares públicos. Debe usarse un
barniz acrílico mate, que no refractará la luz, y si es necesario se puede
eliminar con aguarrás o trementina. Es fácil limpiar una pintura sin barnizar,
con agua y jabón, ya que el aparejo y la superficie de la pintura son
impermeables. Debe usarse una esponja blanda. Una vez limpio, se le debe dar
otra pasada con la esponja y agua limpia.
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